Micorremediación

Algunas especies de hongos pueden limpiar el medio ambiente de contaminantes, convertir plásticos en alimentos biodisponibles y más.

Una palabra un poco confusa ¿verdad? Acuñada por Paul Stamets, deriva del griego antiguo mycos, que se relaciona con todo lo relacionado con los hongos, remedium del latín “volve” o “de nuevo” y mederi “curar”. Esencialmente, la micorremediación se refiere a cómo podemos usar los hongos como remedio para revertir el daño ambiental.

Pero, ¿es posible solucionar todo el daño causado? La micorremediación es una forma de biorremediación que usa enzimas producidas por hongos, en lugar de bacterias, para descomponer los contaminantes y restaurar el equilibrio del ecosistema. Según el autor Merlin Sheldrake: “las soluciones micológicas radicales tienen menos que ver con inventar o aprender que con recordar”. Esencialmente, los hongos no producirán enzimas que no necesiten; como tal, las vías metabólicas pueden permanecer latentes en los genomas fúngicos durante generaciones. Un hongo tendrá que desenterrar caminos olvidados, y a menudo con un poco de apoyo de los micólogos, para descomponer enzimáticamente los contaminantes.

Entonces, ¿cómo podemos usar hongos para descontaminar ambientes?

Actores clave en la micoremediación son las especies del género Pleurotus, que se transforman en los tan cotizados hongos ostra. Investigadores de Ciudad de México han descubierto que introducir pañales usados ​​en el micelio de Pleurotus puede dar como resultado una reducción del 85% en la masa durante 2 meses, en comparación con el 5% en el control sin hongos.

A partir de este desecho, crecen hongos ostra comestibles, sanos y libres de enfermedades para los humanos. La importancia de esto radica en el hecho de que los pañales usados ​​representan entre el 5 y el 15% del peso de los desechos sólidos en la ciudad. E incluso con el plástico de los pañales puesto, hubo una reducción del 70% en masa (Espinosa Valdemar et al. 2011). Además, la eliminación de desechos mediante combustión enzimática reduce la cantidad de desechos quemados térmicamente y, por lo tanto, mejora la calidad del aire.

El micelio de Pleurotus también se puede “entrenar” para digerir colillas de cigarrillos, de las cuales se tiran 750.000 toneladas cada año. Mientras que las colillas sin usar se descomponen con el tiempo, las usadas están demasiado saturadas de toxinas para hacerlo.

Como si eso no fuera suficiente para convencerte de sus superpoderes, también comen plásticos… ¡Sí! Tal cual como leíste. Katharina Unger, diseñadora austriaca, en conjunto con la facultad de microbiología de la Universidad de Utrecht, NE, colaboraron en un proyecto que muestra a Pleurotus ostreatus descomponiendo el plástico y convirtiéndolo en alimento apto para humanos en cuestión de días.

La contaminación por metales también se puede remediar micológicamente. A través del proceso de biosorción (atracción de metales que genera una biomasa), Agaricus bisporus, Fomes fasciatus, Pleurotus platypus y Calocybe pueden ayudar a limpiar elementos como cobre, zinc, hierro, cadmio y desechos de metales pesados. Para generar absorción de contaminantes metálicos se desarrollan biosorbentes a partir de micelio de hongos o compost de hongos (biomasa muerta). Este método no solo es eficiente y efectivo, también es de bajo costo.

Incluso hay investigaciones que muestran cómo las especies de hongos antárticos pueden asimilar y degradar los compuestos que se encuentran en el petróleo crudo y el petróleo refinado. ¡Sí, así es! Los hongos pueden limpiar los derrames de petróleo y ayudar a restablecer el equilibrio del ecosistema.

La capacidad de los hongos para sobrevivir a través de cinco grandes eventos de extinción anteriores en este planeta nos demuestra sus poderes de remediación y sería negligente ignorarlos cuando enfrentemos el sexto. Hay tanto potencial sin explotar en el Reino Fungi, y nos entrega esperanza al enfrentar los muchos desafíos del siglo XXI. Sanemos el planeta, con los hongos como maestros y aliados.