En el colegio Foundry Montessori de Nueva York, Diana Richards, de la Fundación Fungi, dirigió un fascinante viaje educativo a través del mundo de los hongos, despertando la curiosidad de los alumnos y fomentando el aprendizaje creativo en una entretenida jornada.
October 25, 2023
FFungi Staff
UK Policy Lead
FFungi Volunteer
En el corazón de Nueva York, un grupo de pequeños estudiantes se embarcó en un viaje a través del mundo de los hongos, guiados por Diana Richards, encargada del Programa de Educación de la Fundación Fungi. Fue un día lleno de emoción, curiosidad y creatividad, en el que Diana compartió las maravillas de los hongos con los entusiasmados alumnos.
La aventura comenzó con una clase sobre anatomía de los hongos y el fascinante ciclo de vida de estos organismos. Diana transportó a los niños al encantador reino fungi y cautivó su imaginación desde el primer momento. Mientras explicaba la compleja estructura de un hongo y las etapas por las que pasa, los rostros de los niños se iluminaban con fascinación.
Luego vino la etapa de exploración activa. Con los conocimientos recién adquiridos, los niños estaban listos para salir al aire libre. Armados con lupas y una curiosidad insaciable, se aventuraron en los alrededores de la escuela para buscar y observar diferentes especies fúngicas.
La emoción era palpable cuando los niños recorrieron la zona, desenterrando una gran diversidad fúngica. Cada descubrimiento originaba preguntas. La orientación y los ánimos de Diana alimentaron su curiosidad, transformando la jornada en una aventura memorable y educativa.
Pero las actividades del día no terminaron con la exploración. De vuelta al aula, los jóvenes micólogos pusieron en práctica sus capacidades creativas. Con arcilla y el conocimiento de la anatomía de los hongos, crearon sus propios modelos. Las creaciones no eran sólo modelos de arcilla, sino expresiones de sus nuevos conocimientos.
El día en el Colegio Foundry Montessori fue un total éxito, en el que los niños no sólo se divirtieron, sino que también despertó una profunda curiosidad por el mundo natural. Diana, con su pasión por los hongos y su cautivadora manera de enseñar, encendió una chispa en estas jóvenes mentes. Su visita fue un recordatorio de que la educación no se trata sólo de transmitir datos, sino de despertar un amor por el aprendizaje que dure toda la vida.
Cuando los niños volvieron a casa con sus recolecciones y sus corazones rebosantes de nuevos conocimientos, llevaban consigo la inspiración para explorar, descubrir y apreciar las maravillas del mundo que les rodea. El día que pasaron con Diana y la Fundación Fungi dejó una huella indeleble, cultivando una nueva generación de jóvenes micófilos.
Texto traducido por Catherine Euale, Voluntaria del Programa de Educación Fundación Fungi.