Los hongos son uno de los reservorios de carbono de la naturaleza y juegan un papel vital a la hora de prevenir el acelerado cambio climático.
Gracias a la relación mutualista que tienen los hongos con los árboles, reciben de ellos dióxido de carbono a través de las raíces, lo que les ayuda a crecer y desarrollarse. A su vez, el carbono se mantiene en el suelo y no en la atmósfera. Hay muchos hongos no descubiertos y otros amenazados, por lo que se necesitan micólogos, científicos y de la ciudadanía misma para ayudar a clasificar, registrar y evaluar especies, lo que podría ser clave para proteger ecosistemas cruciales.
Conocer qué especies de hongos se encuentran amenazadas nos permite trabajar en políticas públicas, en la protección de los hábitats y tomar conciencia de las acciones humanas. Las principales amenazas para los hongos son el cambio climático, la deforestación, la recolección inadecuada y los incendios, entre otros factores.
Los hongos no solo son una parte crucial del ciclo de vida, sino que también tienen un potencial increíble para contribuir a un futuro más sostenible. Por ejemplo, el micelio, una parte del reino fungi invisible a simple vista, es una gran alternativa para sustituir el cuero animal, así como también a los envases plásticos. Los “cueros” y empaques fabricados de micelio nos ofrecen la oportunidad de tener fuentes de ropa y materiales duraderos, biodegradables, naturales y mucho más amigables con el medioambiente al momento de producir.